Veo un rostro ovalado, delgado y pálido, sin ninguna mancha,
lunar ni pecas en su piel. Como la nieve sobre las colinas su cara proyecta una
tímida pero gran luminosidad. En su cara lo que más llama la atención y destaca
son sus grandes, almendrados y negros ojos, sus párpados le dan un efecto de
caída en los extremos, dándole un rasgo que caracteriza a Macarena. También los
acompañan largas, crespas y negras pestañar, debajo de dos finas, largas cejas
en forma de arcos. Este conjunto de elementos parece ser una pluma de pavo
real, que transmiten viveza y alegría. Su nariz es delgada y larga pero a la
vez, fina. Descendiendo, me encuentro con su boca pequeña de labios rosados y
delgados pero con una forma arqueada en el labio superior, lo cual le hace tener
un bozo marcado. También estos dos elementos se acompañan mutuamente al ser
proporcionales a su rostro y se acomodan tal como un velero en el mar,
proyectando inteligencia y a su vez inocencia. Sobre su delgada, estrecha y
plana frente observo chasquillas y alrededor de su cara; tapando sus orejas de
lóbulo pegado al rostro, y pequeñas, está su pelo en forma de melena. Estos
cabellos lisos, brillosos, gruesos y negros, caen sobre su rostro, así como cae
una noche estrellada, dando una sensación de poder y dominación.
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