martes, 3 de diciembre de 2013

Retrato

Veo un rostro ovalado, delgado y pálido, sin ninguna mancha, lunar ni pecas en su piel. Como la nieve sobre las colinas su cara proyecta una tímida pero gran luminosidad. En su cara lo que más llama la atención y destaca son sus grandes, almendrados y negros ojos, sus párpados le dan un efecto de caída en los extremos, dándole un rasgo que caracteriza a Macarena. También los acompañan largas, crespas y negras pestañar, debajo de dos finas, largas cejas en forma de arcos. Este conjunto de elementos parece ser una pluma de pavo real, que transmiten viveza y alegría. Su nariz es delgada y larga pero a la vez, fina. Descendiendo, me encuentro con su boca pequeña de labios rosados y delgados pero con una forma arqueada en el labio superior, lo cual le hace tener un bozo marcado. También estos dos elementos se acompañan mutuamente al ser proporcionales a su rostro y se acomodan tal como un velero en el mar, proyectando inteligencia y a su vez inocencia. Sobre su delgada, estrecha y plana frente observo chasquillas y alrededor de su cara; tapando sus orejas de lóbulo pegado al rostro, y pequeñas, está su pelo en forma de melena. Estos cabellos lisos, brillosos, gruesos y negros, caen sobre su rostro, así como cae una noche estrellada, dando una sensación de poder y dominación. 

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